[Entrada original publicada el 05 de Julio de 2016 en elyogurlado.es]
Siempre pensé que muchas burradas de las que me pasaban diario en la tienda serían dignas de una película de sábado en sobremesa, pero por aquel tiempo corría el riesgo de que sus involuntarios protagonistas no compartieran mi sentido del humor y acabasen, por circunstancias del destino, partiéndome la cara.
Ahora, que el tiempo ha pasado y muchos de sus protagonistas ni siquiera recordarán aquellos momentos, es el momento de sacar la mierda a relucir.
No pretendo que todo el mundo sea un gurú tecnológico. No lo pretendo ni de mi mismo. Alguien sabio me enseñó que sólo se avanza en una materia cuando eres consciente de que siempre habrá alguien que sepa más que tú. Aunque alguien aún más sabio me dijo que no cuentes a tu compañero todo lo que sabes, porque entonces sabrá lo mismo que tú y pasaras a ser prescindible.
Pero nunca comprenderé el miedo que hay a la informática a nivel usuario. Sí, usuario. Usuario es el que usa algo. Un ordenador está para ser usado. Windows está hecho para idiotas. Y alguien con un poco menos de pelo que un chimpancé podría usarlo.
Es insultantemente intuitivo, el paradigma de la sencillez. Todo está nombrado, todo tiene su explicación, todo pide su confirmación. ¿Cuál es el problema? Que la gente no lee.
Un buen día me llamó un cliente. Acababa de estar en la tienda y se había llevado un pendrive. Por el tono de su voz estaba preocupado. Al insertar su nuevo pendrive, había salido un mensaje y no sabía que hacer.
En esos momentos me imaginé al cliente con un mensaje en pantalla que le daba dos opciones: la primera mata a su a su familia, su perro, gato y al pez payaso que compraron en la feria y la segunda libera una bomba H que destruye toda Europa y morirán miles de inocentes. La decisión es cruel, pero una cuenta regresiva hace que una gota de sudor escurra por su frente mientras decide entre la razón y el corazón…
Pero nada más lejos. Le haces la pregunta mágica que a nadie se le ocurriría: ¿Qué pone en el mensaje?
Y el cliente procede a una lectura, que por su tono de voz intuyes es la primera que realiza:
“Windows ha terminado de instalar dispositivos. Deberá reiniciar el equipo para que los cambios surtan efecto. Por favor, guarde todos sus documentos para evitar la pérdida de datos. Haga clic en “Aceptar” si desea reiniciar ahora. Por el contrario, si reiniciará el equipo de forma manual más adelante, haga clic en “Cancelar”.
Y claro, aquí me planteé muchas cosas. ¿Qué parte el mensaje es el que el cliente no había entendido? ¿¡O ES QUE NI SIQUIERA LO HABÍA LEIDO!?
Me pondría a desglosar semánticamente tan complicado mensaje. Pero me llevaría horas y mucho café. Y creo que es obvio que hace falta ser informático y si es posible técnico aeronáutico con especialización en naves tripuladas en misiones interplanetarias para entender que el mensaje de arriba es un puto reinicio del ordenador. Y te está diciendo que si quieres hacerlo ahora que le des a Aceptar y que si no que le des a Cancelar…¿en serio no se entiende? ¿En serio soy tan inteligente? ¿Seré un supraser? ¿Estaré desperdiciando mi vida sin inventar el transportador de materia? ¿O simplemente sé leer?
Así que nada, cogí aire y le dije al cliente con mi voz orgásmica de dependiente chachiguay que no le da importancia a una pregunta de un usuario feliz: “No se preocupe, dele a aceptar y se le reiniciará el ordenador, eso es porque se le ha instalado el controlador del pendrive (como claramente pone en el mensaje, so carnuzo! …pensé para mí).”
Acto seguido oí como el señor hizo clic en el mensaje, sonó la cantinela de reinicio de Windows, y en unos tensos segundos, cuando todo desapareció delante de sus narices, me hizo la pregunta que remató la faena: “Aivá! Y el documento de Word que estaba escribiendo…me lo habrá guardado…NO??”.
Comprobado: no se había leído el mensaje.
Intentad no romper muchas cosas.